La verdad, lo que más interesante va a ser, después de este paso del presidente por Expo Agro, va a ser ver cómo se comportan los que lo ovacionaron ahí en Expo Agro, los que lo escucharon, tienen dentro de un mes la economía argentina en sus manos.Recién hablaba Lerner sobre la cuestión de las deudas de los importadores, las reservas del Banco Central, la tensión que se adivina detrás de esta paz cambiaria, y también el clima financiero de euforia que se vive, porque venimos de una racha de subidón de los bonos soberanos argentinos impresionante, venimos de, además, un par de meses en los cuales, de estos 80 días, en los balances de los bancos, van a estar reflejados como una importante ganancia, pero justamente, hablando de economía real, lo que se avecina en 20 días, es el inicio de la liquidación de la cosecha gruesa de soja.Esa cosecha, ya sabemos, por efecto de la ola de calor de enero, va a traer menos dólares a la Argentina de lo previsto en diciembre, bastantes menos dólares de lo previsto en diciembre, porque en diciembre se especulaba con que podía valer 40 mil millones de dólares, más o menos, y ahora la bolsa de comercio de Rosario estima unos 31 mil millones.La pregunta es, ¿ese dinero va a liquidarse de inmediato, apenas empiecen a embarcarse los cargamentos de soja al exterior, apenas las acopiadoras empiecen a liberar esos embarques? Bueno, es una pregunta que todavía no tiene respuesta, porque los exportadores tienen las mismas retenciones que cuando asumió Javier Milei, es cierto, les dan por cada dólar que generen más del doble de los pesos que recibían cuando asumió Javier Milei, pero tienen también costos mucho más altos, y en estos 80 días, después de aquella devaluación del 122%, la suba del dólar, en realidad la devaluación es menos, técnicamente no puede ser más del 100%, pero esa suba del 122% del dólar ya tiene acumulada la inflación que trajo aparejada más del 80%.Los empresarios están felices con Milei, no es que para ellos un aventurero. Hoy vos viste lo que fue la ovación, pero basta leer los cuatro comunicados que sacó la Asociación Empresaria Argentina desde que asumió, cuatro, cuatro comunicados de puro elogio, el último denominado un paso adelante, en alusión al acuerdo que propuso, con la pistola sobre la mesa, a los gobernadores con la caja pisada y advirtiéndoles que si no los deja sin plata, pero los empresarios más grandes de la Argentina ven a Milei y se enfervorizan.Ha demostrado el presidente que puede hacer un ajuste de la crueldad que fue este ajuste, de la profundidad que fue este ajuste, sin que se arme un gran lío en la sociedad. La verdad que en ese sentido, ellos que habían saludado el plan de Macri y que ahora lo ven a Milei hacerlo a mucha más velocidad, como había dicho Macri que quería ser él, y que esto no genera un caos social, bueno, están muy esperanzados con que esto siga adelante. La cuestión es, algunos lo que ven es que al presidente se lo está comiendo el personaje.Entonces, esos empresarios, los más importantes te diría yo, los grandes, Paolo Rocca, Marcelo Mindlin, los petroleros grandes, Werthein, esos empresarios están jugados a que a Milei le vaya bien con este programa de ajuste. Están de acuerdo con que el Estado tiene que representar el 25% del PBI y no el 45%. Ahora, los más lúcidos entre ellos, por ejemplo Mindlin, que lo acabo de mencionar, el hombre que más creció en Vaca Muerta, en el sector energético en estos últimos años, lo que miran es cuán sostenible socialmente es esto.Y ahí empiezan las preguntas, y ahí empieza también el cuestionamiento de si no se lo comió el personaje, porque lo ven confrontar en todas las mesas, incluso hoy en ExpoAgro, donde no se privó de volver a mojarle la oreja a Gerardo Morales, donde les dijo a los propios empresarios, ustedes son héroes porque producen acá en la Argentina con esta cantidad de impuestos, pero a la vez les dijo los impuestos van a seguir. Bueno, lo que es que ese ánimo beligerante lo mete a veces en problemas y que al habérselo comido el personaje en muchos aspectos, no puede maniobrar con la precisión en la que lo haga.Sí, para mí esa es la clave, porque el ministro de Economía tiene mucha presión encima para devaluar, para devaluar de vuelta.Por un lado, el Fondo Monetario le dice, vos no podés tener inflación del 25, 20 por ciento, ponele que sea 15, como aventuró hoy el presidente. Yo la información que tengo es que marzo dio más cerca de 18 que 15, pero ponele que sea 15, que fue 25, 20 y 15, que esto el gobierno lo celebra como si fuera solamente la escalerita descendente, lo que hay que mirar, y no el nivel altísimo que tiene esa inflación.Bueno, si es así, no podés, le dice el Fondo Monetario, hacer que el dólar suba 2 por ciento por mes, porque entonces la devaluación del principio se la va a comer rápidamente esa inflación. Por un lado está esa presión del fondo que le dice, no hace falta un salto fuerte de una vez, pero sí hace falta que esa microdevaluación diaria la hagas más pronunciadamente.Y por el otro lado está la presión de los exportadores, que son los que el año pasado manejaron la economía a gusto, porque el gobierno del Frente de Todos no tenía reservas para discutirles el precio del dólar, el acompasamiento de las liquidaciones, porque se habían fumado dos megacosechas, 2020 y 2021, que no hubo ninguna sequía ni nada, malgastándolas, parte de la discusión interna del peronismo tiene que ver con eso ahora, pero los que le van a, en definitiva, poner un límite a Caputo, más que los del Fondo Monetario, que lo desprecian, consideran que no sabe de macroeconomía, son estos exportadores.A mí, yo no lo puedo decir, porque en definitiva va a depender, como vos decías al principio, de si consigue plata de afuera de vuelta en esos okupokus que hace el Ministro de Economía, que la vez pasada nos dejaron con una deuda de 45 mil millones de dólares con el Fondo, pero digo, si no consigue un apoyo financiero masivo, va a tener que hacer lo que digan los dueños de los dólares, porque esos son los que mandan el tanto del Banco Central con reservas netas negativas, y si es así, lo que ellos quieren es que el dólar oficial se vaya de 860 a 960, o que los dejen liquidar, eso sería casi un 10% de aumento, y otro empujón para la inflación, que podría volver al sector del 20, 20 y pico, pero o es eso, o les van a exigir que los dejen liquidar más en el contado con liqui, o sea, mejorar la proporción de los dólares que pueden cambiar a más guita en el contado con liqui, con el problema que eso trae aparejado, que es que no acumulan reservas si las venden en el contado con liqui.No, si les sale lo que planea al presidente, lo que podemos llegar a tener es una baja de la inflación importante, pero con un 18, 20% de desocupación. La única forma de que la recesión contenga una inflación, que ahora va a volver a tener el envión de esta devaluación que se produce, pero aún cuando no se produzca va a tener el envión de la suba de luz, de la suba de gas, de la suba del transporte en todo el país, que ahora vuelve a aumentar en otra ronda. La única forma que tiene de compensar eso, el frío, es que sea mucho frío.Y si es mucho frío, es cierto, hay parte de la sociedad que puede sentir el alivio de la inflación, porque trabaja en un gremio donde aumentaron el sueldo compensándole toda esta ampliedad de precios, que después le sigan compensando, incluso aunque baje y demás, pero va a haber otro sector que se queda fuera. Eso fue lo que pasó en el menemismo. Para los que no lo vivieron, el que quedaba dentro del sistema, sí, gozaba de los beneficios de la estabilidad, pero eran muchísimos los que eran expulsados.Primero eso, era peronista. Y hizo pasar las privatizaciones, que fueron la primera fuente de divisa para sostener ese momento.Y después el severo endeudamiento, gracias a que lo apoyó el peronismo. Ahora, no es esta la misma situación hoy. Y además venimos de 8 años de deterioro salarial, sostenidos, sin freno, un tobogán en el cual nos empobrecimos 30%, los que dependemos de un sueldo, y 10 años en los cuales la economía no crece. Hay un nivel de hartazgo que este año pone a prueba a la sociedad y pone a prueba a la vez al presidente que está de campaña todo el tiempo, como si siguiera siendo candidato.